Casualidad o no, la vida de Julieta (Adriana Ugarte) en los años ochenta fue una gran época, la mejor. Pero en la actualidad, la vida de Julieta (Emma Suárez) es una catástrofe sin solución, una lucha por sobrevivir al borde de la locura.
Solo un milagro la salvará. Y los milagros a veces ocurren. En esos 30 años de la vida de Julieta, entre los años 1985 y 2015, aparecerán un coro de personajes secundarios esenciales en su historia: la sirvienta arisca, austera y competitiva (Rossy de Palma), la amiga fiel e infiel (Inma Cuesta), el amante adulto (Darío Grandinetti), la casual y liberal compañera de viaje (Pilar Castro), la amiga de la infancia y responsable de complementos de una revista de moda (Michelle Jenner), la persona de gran intransigencia y superioridad moral (Nathalie Poza), también el padre de Julieta (Joaquín Notario), y la madre y abuela (Susi Sánchez) ausente, etérea y omnipresente.
Y sobre todo, un hombre, un pescador gallego, (Daniel Grao) y su hija (Blanca Parés). La mayor parte del misterio y del dolor se refieren a ella, una desconocida para su madre, alrededor de la cual gira gran parte del drama.
Un film que habla del destino inevitable, del complejo de culpa y de ese misterio insondable que nos hace abandonar a las personas que amamos, borrándolas de nuestra vida como si nunca hubieran significado nada. De todo ese dolor que provoca el abandono de un ser querido...
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