Eliza Thornberry prefería vivir en la calle. Durante el día recogía latas y de noche fumaba piedra con un grupo de indigentes de su misma edad. Ya casi tenia nueve meses de embarazo, pero siempre pensaba que le faltaba mucho tiempo para parir.
Cuando rompió fuentes ni se dio cuenta. Continuo revisando basureros como si nada, hasta que el bebe saco la cabeza y comenzó a gritar. Levanto su falda y allí estaba, una mitad adentro, otra mitad afuera. Eliza Thornberry termino de sacar al bebé ella misma, corto el cordón umbilical con los dientes y se echó en un callejón a dar teta. Por primera vez en su vida se sintió feliz.
A partir de ese día, Eliza Thornberry cambio de ramo, se dedico a pedir dinero en los semáforos, era mas rentable con un recién nacido en brazos. Lo que mas le gustaba era dar teta, se quedaba dormida de puro placer.
Una mañana noto que sus pezones tenían una costra de sangre, no le hizo el menor caso. A la semana le dolían mucho, pensó que todo volvería a la normalidad y el bebé crecería y pasaría a comer comida de verdad.
Sus amigos indigentes nunca olvidarían los gritos de Eliza Thornberry cuando descubrió la causa de sus pezones sangrantes por los gritos de su hijo que estaba boca abajo en el piso de tierra.
En su teta izquierda, una enorme rata estaba amamantándose...
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