Mickey nunca ronca. Eso se debe a que a diferencia de Mimi, duerme con la boca cerrada. Su lengua se ha encogido. Lo respeto demasiado para hablarle de estas cosas...
No puedo evitar imaginarme como seria su lengua antes, comiendo melón, humedeciendo la solapa engomada de un sobre, paladeando el pescado en la playa, buscando la lengua de Mimi relajada con la risa.
La boca cerrada. Los ojos cerrados. La puerta cerrada en sus narices. Me levanto, me acerco, le lamo las mejillas...
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