Siempre estoy solo con mi victima. La foto me genera ansiedad. ¿Quién puede ser el responsable? Tampoco logro discernir sus intensiones.
La foto me gusta, es diferente, oscura. Se reconoce que no la ha tomado con apuro. Hay talento y esfuerzo respaldándola.
Opino que quien me acecha en plena faena con mi victima, me conoce como la palma de la mano. Como si tuviera la habilidad de saber antes que yo donde estare en acción.
Es inquietante como me ha involucrado en este juego del gato y el ratón, todo cambia. Desde las reglas hasta los roles de los participantes.
Situación peligrosa pero que no deja de tener aspectos positivos. Ahora se que soy observado. Todo se ha vuelto mas elaborado, mas teatral; busca atrapar mi audiencia y mantenerla al filo de lo que sucede.
Con cada encuentro genero mas cuidado en los detalles, deseo que sean inolvidables, fuera de lo común, hasta hermoso se podría decir. Ahora soy un exhibicionista.
Todas las noches me esfuerzo por escuchar, pasos que andan a un ritmo diferente, latidos de corazón que no estaban antes, una corriente de pensamientos. Algo que delate a mi fotógrafo.
Tarde o temprano se dará a conocer. Llegara el momento en que querrá algo de mi...
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