Bajo la tela que une el mundo y la sociedad, hay algo oscuro, caótico. ¿Por qué la gente se empeña en ser mala? Porque sí, supongo.
Lo que quiero es que la gente no sea imbécil, dice el personaje de Melanie Lynskey. Y por eso hace, por una vez en la vida, lo que nadie hace nunca en la vida real, se harta y se toma la justicia por su mano.
Pero que esto no lo haga nadie nunca en la vida real no quiere decir que sea fácil. El vigilantismo de Lynskey es un cóctel de revancha, venganza, pero también justicia.
Me las pagarás, mundo amateur. Seamos sinceros, ¿de verdad alguien espera tomarse la justicia por su mano y que todo salga bien?
Lynskey y Elijah Wood no son superhéroes enmascarados ni expolicías poco ortodoxos, son personas como tú y como yo.
Y con esa premisa la cosa se lía, claro. Y si encima aderezas el guión con alguna complicación más, pues te queda una película muy agradable, muy entretenida, y con ese punto de tensión y oscuridad muy de andar por casa.
Porque quizás no estés a gusto en este mundo (yo tampoco), pero igual tratas de arreglarlo y...
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