También nos gusta una mujer dominante, que nos estruje de los cabellos y que nos obliguen a probarlas, y que una vez arriba dancen las caderas
con el ritmo que deseen.
Desde atrás hasta adelante para no desperdiciar ni una sola gota, que den órdenes, que se pongan como quieran ser usadas y te pidan cómo ponerte tú.
Que te digan cosas sucias y te laman el cuello, y te llenen el sexo con sus jugos solo para probarse ellas mismas de ti.
Que se monten y no se muevan con el fin de desesperarte; "¿te gusta esto?", "ruegame a que me mueva, dime que es lo que deseas de mí".
También nos encanta que nos muerdan y que ellas solas tomen lo que les pertenece y se lo lleven a donde les plazca.
Y es que nos encanta la metamorfosis que sufren cuando de pronto tomas el control, y es que nos encanta que de ser una diosa dominante, si uno lo quieres y desea, puede descenderla a una simple mortal rendida al placer de la carne.
Sí, las miradas y los cuerpos retorcidos, entrelazados, lo dicen todo....
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