Cuando Batman y Superman tuvieron frente a sus ojos el ecosonograma casi se infartaron. El doctor les indico con la punta de un bolígrafo, dos cuerpitos, son gemelos.
Varón y hembra. No sabían que decir, estaban desempleados y no tenían para mantener un bebe, ¿como harían con dos?
Al nacer, ambos eran idénticos. La niña destacaba, el niño se la pasaba dormido. Ambos padres se enamoraron de ella.
A los cuatro años las diferencias eran notorias. Los vecinos comentaban siempre lo avispada de la chica y que el chico parecía sufrir de un extraño aletargamiento. El pediatra diagnostico un ligero retardo mental.
Al principio Batman y Superman estaban desconsolados. Con el tiempo lograron sentirse mejor. Por lo menos ella era motivo de orgullo y satisfacción.
Decidieron mantener a la niña al margen de la desgracia del hermano. La colmaron de amor a lo que ella respondía con creces. El niño no era capaz de dar nada a cambio.
A los diez años, el varón era como un fantasma. Nadie lo tomaba en cuenta para nada. Mientras, la hembra, comenzaba a dejar ver un cuerpazo y un cerebro con un alto coeficiente.
Un buen día, el chico cargo a su hermana y la tiro por el balcón.
Quería ver si tanta perfección era capaz de volar...
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