En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de comportamiento a las que se espera que se adapten sus miembros.
Generalmente implícitas, estas normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por ejemplo, el que una mujer deba tener gestos delicados o que si la familia de una persona es adinerada, entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa.
Lo que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres se convierte en su propio modo de ser . Esto quiere decir que las personas adquieren un rol a partir de los demás, y acaban creyéndolo propio. Se puede decir entonces, que somos lo que los demás esperan que seamos.
La idea de que las expectativas o creencias de las personas determinan su comportamiento y el rendimiento, es para hacer que sus expectativas se hagan realidad. En otras palabras, nos esforzamos para validar nuestras percepciones de la realidad, no importa lo defectuosas que sean. Por lo tanto, la profecía autocumplida es un resultado perceptible, importante.
Todo esto se produce por lo que comunicamos realmente a través de nuestros gestos, actitudes y mensajes implícitos en lo que decimos. Porque el cómo decimos algo dice más que las palabras pronunciadas en sí mismas.
En resumen. Cambiar el modo de expresarse y de formular las afirmaciones, preguntas y comentarios, así como la actitud, la forma de mirar y el tono de voz al hablar es vital para transmitir lo que queremos decir.
En este sentido, reconocer en el otro lo que es, sus habilidades y todo lo que tiene de positivo ayuda a acompañarlo y a que se sienta acompañado, y a que él mismo mejore su autoestima y su actitud ante la vida.
Interesante reflexión , sin embargo en algunos eso va a depender de la educación y valores que reciba, no hay nada mejor que ser uno mismo eso imitar al final se nota y suena falso , pero sí es verdad que nuestra pautas sociales marcan mucho y dependerá del entorno en eso te doy la razón , me gustó mucho, un saludo desde mi brillo del mar
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