Estamos ante un clásico del realismo mágico, ambientada a principios del siglo pasado en México, en los tiempos de la revolución mexicana.
La realidad se mezcla con la fantasía de manera muy sutil. La comida junto con las recetas serán el hilo conductor de cada capítulo. Los personajes están muy bien definidos, un libro que sin ser muy extenso es muy intenso, con mucho amor, algo de odio, deseo y mucha pasión.
Amor y gastronomía unidas de la mano. Queda muy marcado en esta obra el problema que tenían las hijas menores en aquella época, en la que la mayoría de ellas no se podían casar, tenían que hipotecar su vida en el cuidado de sus padres.
La historia del amor inexorable y reprimido entre Tita y Pedro es sublime, y la crítica que hace Esquivel a las tradiciones arcaicas lo es aún más.
Este libro no es solo de una historia de amor, también es una historia familiar, una historia gastronómica, una historia cultural. Una novela en la que sin duda se le abre a uno el apetito...