Si hoy dices, ¡AY! lo mejor de él es su sentido del humor. Siempre tiene un chiste para todo. Mañana, dirás, es que ese hombre no se toma nada en serio.
¡Estoy harta de sus chistes a toda hora! Él no entiende que es mejor caer en gracia que hacerse el gracioso.
Cariño, en nombre del sentimiento tan grande que nos profesamos, pienso que es mejor odiarnos desde ahora para no vernos nunca mas.
Es la única manera de lograr añorar y preservar, para toda la vida, el inmenso amor que sentimos...
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