La Liga Extraordinaria, recién se mudaron a la mejor zona residencial de Lecherias. Vienen de vivir en un tranquilo suburbio Bostoniano por muchos años. Así que para ninguno de ellos es nada fácil adaptarse al estilo de vida tropical del tercer mundo. Preferían quedarse en Boston. Estaban nostálgicos.
Una mañana, Allan Quatermain, se levanto con una idea para solucionar la inadaptación de la Liga. Había que poner una chimenea en la sala de la nueva casa. Un mes después, todos estaban cocinando malvaviscos alrededor del fuego. Apertrechados con bufandas, gorros y guantes, todos estaban felices de la vida.
El calor de la chimenea y el frió del aire acondicionado central, a la vez, reproducían las condiciones climáticas de un agradable invierno en la nueva casa. Desde entonces, ya ninguno del grupo sentía nostalgia y por fin comenzaban a adaptarse a Venezuela.
El 24 de diciembre, Allan Quatermain se le ocurrió otra brillante idea para sorprender al grupo. En plena cena de navidad, apago la chimenea sin que nadie se diera cuenta, se escabullo hasta su habitación y se disfrazó de San Nicolás. Trepó al techo de la casa y se metió sigilosamente en la chimenea. Pero cuando había bajado un par de metros se atasco.
Mientrastanto, a Mina Harker le dio frió y se dio cuenta de que la chimenea estaba apagada, así que le pidió a el Capitán Nemo que la volviera a encender. El grupo, aislados por sus respectivos aires acondicionadas en sus cuartos, no escuchaban los gritos de Allan Quatermain.
Esa noche, a Allan Quatermain se le cocinaba el trasero a fuego lento...
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