Murió el rave

Rebeca padecía en silencio el yugo de su papá. Jerjes. No sale sola, quizás acompañada. Obligada a tomar clases de cerámica, piano y francés todas las tardes. Solo ver televisión de manera supervisada, igual con el uso del internet. Fumar o beber significaba la ex-comunión. Y menos leer algo que antes no pasara por la atenta mirada de su padre.



Rebeca nunca se quejaba. Le parecía natural que su papá la mantuviera alejada de todo el mal que transitaba por las calles, él lo había vivido.

Una noche, su primo, Yago, logro convencer a Jerjes para que Rebeca saliera con él. Argumento que la cuidaría bien. Rebeca ya es grande, le decía, si la sigues sometiendo así la vas a volver una gafa. A regañadientas Jerjes acepto con la condición de que regresaran temprano.

Primo y Prima llegaron a una fiesta subterránea. Era un toque Rave. Ella no sabia nada y quedo deslumbrada. Pronto Yago olvido a Rebeca y la dejo sola. La cara de ella expresaba que era novata en estas lides. Muchos tenían que ver con Rebeca esa noche.

Le invitaban pepas que ella tomaba inocentemente, una tras otra, en grandes cantidades. Feliz de la vida, Rebeca comenzó a dejar brotar todo lo que tenia guardado en el inconsciente. Se volvió pura piel. Pasado un buen rato, Yago se acerco a un grupo solo para descubrir a Rebeca tirada en la grama, fría, azul y muerta.

Jerjes, al enterarse de lo sucedido, planeo una despiadada venganza. Toque tras toque Rave, aparecía entre la estridente música, el delirio y las sombras y los mataba a todos...