Vaticino aquí la pronta aparición de un nuevo técnico de los oficios domésticos, el cambiador de bombillos, quien tras ser ubicado en las páginas amarillas o a través de los avisos clasificados de la prensa llegará a casa acompañado de un asistente más un maletín repleto de fusibles, voltímetros e interruptores fotoeléctricos.
“Éste es un caso complejo que exige varios días de trabajo”, dirá tras el minucioso análisis aplicado a la lámpara de la mesita de noche, solicitando de inmediato una exorbitante suma de dinero por diagnosticar el problema, para comprometerse luego a entregar el presupuesto destinado a sustituir el bombillo quemado...
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