¿Qué podía hacer ella? Vendió todas sus posesiones y financiación la compra un tanque T-34 para donarlo al Ejército Rojo, pero con una condición: ella sería la conductora.
Y así lo expuso por carta al Comité Estatal de Defensa. Aunque sorprendidos por tan extraña propuesta, vieron en aquel gesto un buen gancho publicitario para implicar a la población en general, y a las mujeres en particular, en la lucha contra el ejército invasor.
Aprobaron la petición de Mariya y fue alistada como conductor-mecánico en la Brigada nº 26 de Tanques de la Guardia. Tras un período de instrucción de cinco meses, con las dudas de sus compañeros de instrucción y, en ocasiones, alguna broma que otra, en octubre de 1943 Mariya iba a tener su bautismo de fuego a los mandos de Fighting Girlfriend (La novia de la lucha), así llamaba a su tanque y así lucía una inscripción en la torreta del T-34.
Las burlas de sus compañeros se convirtieron en admiración cuando su brigada combatía en el área de Smolensk: Fighting Girlfriend rompió la formación y se lanzó contra las filas enemigas destruyendo varias piezas de artillería y haciendo huir a los alemanes.
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