- ¿ Eso es verdad?
-Sí -contesté.
-¿De veras?
-Sí, de veras -aseguré, mientras el miedo me ahogaba.
-¿Lo puedes jurar?
Me asusté mucho, pero dije en seguida que sí.
-Entonces di: lo juro por Dios y mi salvación eterna.
Yo repetí:
-Por Dios y mi salvación eterna.
-Bien -dijo, y se apartó de mí...
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