En su laboratorio, Dexter afirma: es uno de los mayores instrumentos de la estabilidad social. Hombres y mujeres estandardizados, en grupos uniformes. Todo el personal de una fábrica podía ser el producto de un solo óvulo bokanowskificado.
—¡Noventa y seis mellizos trabajando en noventa y seis máquinas idénticas! — La voz de Dexter casi temblaba de entusiasmo—. Sabemos muy bien adónde vamos. Por primera vez en la historia. —Citó la divisa planetaria: Comunidad, Identidad, Estabilidad. —Grandes palabras—. Si pudiéramos bokanowskificar indefinidamente, el problema estaría resuelto.
Resuelto por Gammas en serie, Deltas invariables, Epsilones uniformes. Millones de mellizos idénticos. El principio de la producción en masa aplicado, por fin, a la biología.
—Pero, por desgracia —añadió Dexterr—, no podemos bokanowskificar indefinidamente.
Al parecer, noventa y seis era el límite, y setenta y dos un buen promedio. Lo más que podían hacer, a falta de poder realizar aquel ideal, era manufacturar tantos grupos de mellizos idénticos como fuese posible a partir del mismo ovario y con gametos del mismo macho. Y aun esto era difícil.
Dexter rumiaba en su febril mente, pasar por fin fuera del reino de la mera imitación servil de la Naturaleza para ir al mundo mucho más interesante de la invención humana...
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