Mimi lo imagina de joven al escuchar su voz aterciopelada. Antes su nariz era arrogante. Una nariz que lo haría llegar muy lejos. Una nariz inteligente.
Por las mañanas su nariz huele el mar, le anuncia el principio de un día todavía fresco. Por la noche, la levanta y la apunto hacia las estrellas, pone la cabeza alta y hacia atrás, comienza a ponerle nombres y dibujar figuras.
Hoy la nariz de Mickey parece un trozo de madera machacada con un martillo. Dice que esta perdiendo el olfato. Ya el daño esta hecho, la a usado demasiado para esnifar, vive intoxicado.
En sus días, tuvo la nariz de alguien que podría llegar a ser rico. Hay narices que nunca pueden salir de la pobreza, esas narices de los callejones.
Su nariz fue diferente. Era una nariz distinguida...
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