Monica Belucci en Irreversible (2002)
Films que, invariablemente, han suscitado censuras y generado controversia y espanto, pero que se han convertido en obras fascinantes y únicas para aquellos que se atrevieron a apreciarlas como objeto artístico, o, mejor dicho, como experiencia, aunque no necesariamente una placentera.
Seven (1995). Es sorprendentemente oscura y macabra para el promedio de Hollywood. Por si la lista de asesinatos que representan a los siete pecados capitales no fuera lo suficientemente violenta (y sádicamente creativa), el giro del final le aporta una cuota de crueldad adicional que representa además un impacto emocional y psicológico en la audiencia.
La naranja mecánica (1971). Basta recordar las escenas en la que Alex y sus drugos golpean a un indigente, o la que ingresan en la casa de una pareja, golpean al hombre hasta dejarlo paralítico y Alex viola a la mujer cantando Singin’ in the Rain, o aquella en la que ataca a una anciana con una estatua fálica, para notar que merece un lugar en esta lista. Sin olvidar, naturalmente, la despiadada y absurda terapia Ludovico aplicada al propio Alex después, difuminando y complejizando los preceptos morales de la película.
Oldboy (2003). Oh Dae-su es probablemente el personaje más sufrido de la historia del cine y la retorcida mente de su torturador lo somete a los horrores físicos y psicológicos más terribles e imaginativos que se pueden concebir.
Audition (1999). Tal vez el mayor impacto de esta película resida en el factor sorpresa, ya que durante la primera parte del film nunca llegamos a percibir el horror que vendrá de repente, que llega cuando ya habíamos bajado la guardia.
Ichi the Killer (2001). Prohibida, censurada y recortada en varios países por su extrema violencia y por la representación gráfica de la crueldad, es una película que parece explotar brillantemente estos recursos precisamente para reflexionar sobre la representación de la violencia en la ficción e involucrar a la audiencia en el proceso.
Irreversible (2002). Este principal conflicto es la violación de una mujer y el desarrollo de la trama sigue a su novio y a un amigo que buscan al responsable para vengarse. Básicamente hay dos escenas emblemáticas y representativas de la violencia y la brutalidad de la película. La primera , ocurrida como consecuencia de la violación pero mostrada antes a la audiencia, es la desfiguración del rostro de un hombre con un extintor, mostrada en detalle durante unos cuantos y dolorosos segundos. La segunda, es la violación propiamente dicha. Una escena en tiempo real, de casi diez minutos, en los que el director nos somete a presenciar directamente el hecho sin cortes ni movimientos de cámara, lo que no hace más que extrapolar la sensación de impotencia e irreversibilidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, regresa nuevamente, saludos...