Durante la celebración de la Conferencia de Génova en 1922, las delegaciones soviética y alemana, presididas por Chicherin y Rathenau, se reunieron en búsqueda de un acuerdo que paliara el aislamiento internacional de los dos grandes perdedores de la I guerra mundial.
El Tratado de Rapallo fue la consecuencia de estas negociaciones. Alemania reconoció de al estado soviético, era el primer país que lo hacía, y ambos países acordaron mutuamente cancelar todas las deuda prebélicas y renunciar a todas sus reclamaciones de guerra.
Alemania salió especialmente beneficiada por los acuerdos comerciales. Además, el Tratado estableció, en cláusulas secretas, la posibilidad de que Alemania produjera y perfeccionara en la URSS armas prohibidas en el Tratado de Versalles.
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