El Secreto, la película y libro firmados por Rhonda Byrne
Un taller que dieron un par de empresarios y su equipo de voluntarios sin paga en un hotel de Valencia. En el curso, de un día, le enseñaron a unas dos docenas de participantes que depositaron casi 400 fuertes en qué consiste la "ley de la atracción", que hay que dominar para conseguir todo lo que se quiere en la vida. En eso consiste "el secreto": en que si uno piensa todo el tiempo en lo que quiere, y se concentra en imaginar cosas positivas y en actuar como si las negativas no existieran, pues "el universo" se encargará de conseguirlas. El cómo no es asunto nuestro.
A quienes fueron a ese taller, gente llena de esperanza que a veces lloraba cuando contaba cuáles eran sus sueños, se les dijeron cosas que están en ese largo infomercial que es la película y en el libro que simplemente la trascribe –y de lo cual hay abundante información en Internet–, pero también algunos aportes adicionales.
Les contaron que la ley de atracción es comprobable científicamente, como la de gravedad, y que el cerebro emite ante determinados pensamientos una frecuencia electromagnética que lo convierte en una suerte de imán, gracias a lo cual se atrae una mansión, un negocio de cien millones de dólares, un hijo largamente deseado, una pareja ideal. Les explicaron que no hay enfermedades incurables, pues en realidad "incurable" viene de "in" (adentro, en inglés), y "curable", por lo cual en realidad significa "curable desde adentro", así como "satisfacer" viene de "sat" (en sánscrito, dicen ellos, significa "verdad"), "is" ("es" en inglés), y "facer" ("hacer" en portugués), así que significa "la verdad es hacer".
La gente salió contenta y llena de optimismo, al parecer. Creyó que había conocido al fin una manera de manipular al cosmos para que la complazca, y que podía atraer un yate con pegar una foto sobre la nevera, igual que los neanderthal pintaban mamuts en las cuevas para tener suerte en la cacería del día siguiente.
Juzgue usted si se trata de algo serio, no de algo que comercia con la desesperanza, la soledad o la ingenuidad de los demás. Si eso reemplaza a la religión o a la inteligencia. Si ese es "El secreto" de la felicidad.
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