A sólo cinco meses de iniciada la Primera Guerra Mundial, soldados alemanes, franceses y británicos detuvieron espontáneamente las hostilidades para cantar villancicos. Casi como un milagro. “La Tregua de Navidad” convirtió a los enemigos en camaradas que durante varios días compartieron comida y regalos, y jugaron al fútbol.
El episodio, conocido como “la pequeña paz de la gran guerra” se extendió a muchas trincheras hasta 1915. Gobiernos y medios de comunicación de la época eclipsaron este movimiento pacífico, que algunos historiadores creen que de haber continuado, pudo haber detenido esa guerra que mató a más de 16 millones de personas.
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