Una noche, después de escuchar algunos ruidos en su casa durante una de las ausencias de sus padres, la niña se asustó y, como de costumbre, dejó caer su mano y su fiel compañero comenzó a lamerla hasta que se tranquilizó.
Sin embargo, al levantarse de la cama horas después, descubrió a su mascota descuartizada.
A su lado, en el piso, podía leerse: No solo los perros lamen...
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