Probablemente el amor sólo lo vas a conseguir en el diccionario, por eso es mejor que antes de que te aplaste un corazón gigante de chocolate, barajes algunas escapatorias posibles. Asume la realidad y sacúdete esa pava.
Me hago eco de la emancipación en contra del día de San Valentín para emprender mi incondicional resistencia sobre ese mito, todavía no explicado, de la complicada neurología humana que han decidido deliberadamente llamar amor.
Estoy harto del costumbrismo comercial y alérgico al amapuchamiento y la sobadera. Le pongo la cruz a los peluches, bombones, corazones y flechas para que nunca perturben la verdad de las cosas.
El amor no existe y, en todo caso, dura más de un día. Es un peso gigante en la espalda que puede acabar con nuestras vidas, quizás con una crueldad superior a la más dura de las drogas.
Dile no a los arreglos florales, dile no a los cariñitos, bota ese libraco chimbo de poesía, mata a cupido. Adiós al catorce de Febrero...
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