Este proyecto nació por una mujer y se ha mantenido en el tiempo por el bendito milagro de seguir conociendo a otras. Así que dedico estas letras a la creación más bella. Las mujeres. Por ustedes el arte, la música, las guerras, las penas, las glorias, el amor, el erotismo... "Y el cómic"

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29 ene 2019

Quien es usted


El inspector Ardilla entro a su auto rápidamente. ¡Maldita sea! exclamo mientras metía con brusquedad la llave para encender el vehículo.

¿Qué prisa tiene inspector? Pregunto una voz susurrante detrás de su oreja derecha. Se le salio un grito, casi un alarido, no una palabra, sino un sonido ininteligible que expresaba un miedo súbito y absoluto. La voz se escucho de nuevo, como para responder a una pregunta que no se había formulado. Es una hojilla de afeitar. Es un arma excepcional. Pequeña, cómoda de empuñar. Ah! y muy afilada.

El inspector Ardilla tenia los labios secos y fruncidos. La voz a su espalda le ordeno, no se mueva mientras le quito el arma. La hojilla permaneció inmóvil, fría y apretada, contra su garganta mientras una mano lo despojaba de su automática. El inspector Ardilla puso sus ojos en el retrovisor. Estaba torcido. No podía verlo. Trato de hacerse una idea sin éxito. Solo estaba la voz. Serena y penetrante en la penumbra del carro.

El inspector estaba desesperado por verle el rostro al hombre que tenia detrás. El más leve cambio de postura ocasionaba que la hojilla le apretara con fuerza la garganta. La voz hablo. ¿Te gustaría verme la cara? ¿Has soñado con nuestro primer encuentro? ¿No imaginas cuanto he cambiado? ¡Si!, contesto el inspector.

La voz del hombre era suave, culta, reconfortante. Estaba presente un asesino ante la victima llena de terror. El inspector luchaba contra el miedo, pensaba que él mismo era un individuo de acción. Sabia usar la violencia en su fuero interno. Insistía en ser un digno rival a la voz en su espalda.

¿Tiene miedo de morir? No respondió. ¿De veras? Yo tampoco. Es de lo más curioso, ¿no cree inspector? Un hombre tan familiarizado con la muerte como yo sigue teniendo preguntas. Me mantengo matando. La voz se volvió fría, animada y dura. El mundo es un sitio curioso inspector, Esta lleno de contradicciones.

¿Te gustaría matarme? Un leve encogimiento de hombros, el inspector respondió, por supuesto que si. La voz río. En eso consiste todo, matarme. No eres un policía inspector, ya no, quizás lo fuiste alguna vez. Ahora no eres si no un matón con placa.

El inspector no respondía, la hojilla ejercía presión con fuerza, una gota de sangre se deslizaba hasta el cuello de su camisa. No lo entiende inspector. Entender que, matar a un inspector, mucha gente lo hace. Las manos del inspector se tensaron, la luz del amanecer empezaba a inundar el carro. Continuaba sin poder ver la cara de la voz a su espalda.

De repente sintió que el asesino se amargaba, percibió la ira que emanaba detrás suyo. El inspector tubo un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo. Sentía el aliento detrás en su nuca, Eso era todo. El inspector se retorció ligeramente en el asiento, se preguntaba si tendría tiempo de agarrar la pistola de refuerzo. La hojilla se apretó mucho más contra su garganta, nuevas gotas salieron.

Vera inspector, cuando me vaya al infierno quiero que sea entre aplausos y aclamaciones. Deseo ganarme un lugar en la historia. ¿Esta usted de acuerdo? ¡No! dijo el inspector. Muy bien, contesto la voz. Inspector, su objeción me da pena. El inspector sentía muy difícil respirar, la mañana comenzaba ante sus ojos nítida, inofensiva.

¿Qué quiere usted de mi?, pregunto el inspector mientras acercaba su mano lo más posible al revolver supletorio. Tenso los músculos, se preparaba para entrar en acción. Quiero que lleve un mensaje inspector. El inspector se asombro, incrédulo, no va a matarme. Es usted el único al que puedo confiar esta tarea, le dijo la voz.

Levante la ano izquierda inspector, él obedeció. El asesino le entrego un sobre, agárrelo con fuerza, ordeno la voz a su espalda. El inspector hizo lo que le decía. ¿Es este el mensaje que quiere que lleve?, dijo el inspector. En parte, contesto la voz.

El inspector sintió el chasquido familiar de una bala al introducirse en la recamara de una pistola. Acto seguido el asesino le disparo en la base del cráneo volándole los sesos.

Del contenido del sobre, nunca se supo nada, el asesino se lo había llevado...

1 comentario:

  1. Es probable que quien le voló la cabeza al inspector Ardilla, fuera su antiguo ayudante Moroco Topo.

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