La línea divisoria entre el relato erótico y el pornográfico es tan subjetiva como el lector que la traza, y probablemente se desplace a medida que éste madura y cambia.
No voy a entrar en el terreno pantanoso de que en el amor puede haber pornografía y no por eso dejar de ser amor y que en una relación sexual por placer puede haber sensualidad y no amor, pero pienso que a lo mejor en el fondo la diferencia la marca el dios Eros y una sodomización sea erótica cuando él interviene y un beso en el cuello sea sucio si te lo da alguien para quien eres un objeto.
Los relatos no deben faltar en ninguna cabecera, los cuentos eróticos merecen ser leídos con una sola mano...
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