Más de un historiador ha dado a entender que Adolf Hitler tenía en su poder la lanza que fue clavada en el cuerpo de Cristo para comprobar su muerte.
Esta lanza, conocida como la “Lanza del Destino” habría estado en manos de Constantino el Grande durante la expansión invencible del Imperio Romano, y luego pasó por más de cuarenta emperadores (como Carlomagno o Federico el Grande) los cuales no perdieron nunca una batalla mientras estuvieron al cuidado del talismán histórico.
Se dice que un joven Adolf Hitler la encontró durante una visita a un museo vienés; al verla habría dicho, “Inmediatamente me di cuenta que ese era un momento importante en mi vida”.
Cuando Alemania se anexó Austria en 1938, Hitler pidió que le trajeran la lanza y así cumplió su antiguo anhelo.
El 30 de abril de 1945 los Aliados descubrían un bunker secreto donde estaba escondida la lanza. Se apoderaron de ella.
Aparentemente la lanza habría perdido su invicto en manos del Führer...
Sus leyendas le mataron...
ResponderBorrar