Sin darnos cuenta, la devoción del amor se nos puede convertir en la peor y más nociva fórmula para la destrucción.
Más allá de los celos y un poco más acá de la violencia doméstica, las relaciones tienden a condimentarse con degradación, victimización, desprecio, imposición y tortura psicológica.
La pasión no siempre toma el camino correcto. Abre los ojos a una realidad a veces difusa detrás del dañino manto de la cotidianidad.
El propio hematoma sin golpe...
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