Cada vez que miraba su pálido cuerpo, ella maldecía el cierre de las playas. No podía creérselo. Un sábado decidió que no se calaba más ese tono verdoso claro repelente. De hecho, no podía ser casualidad, nadie había querido desnudarla desde el cierre de las playas.
En unas semana se casaba su mejor amiga. No iba a presentarse con la piel como la tenia. Entonces abrió el internet para averiguar donde uno se bronceaba. Encontró varios lugares, hizo cita en el más cercano.
Apenas llego, paso a la cama de bronceado, mientras la encargada le explicaba que solo podía media hora diaria de tratamiento. Había mucha gente anotada, además la sobre exposición era dañina.
A ella le pareció lógico, por culpa del cierre de las playas todo el mundo quiere el servicio de bronceado. De regreso a su casa, fue y se miro al espejo, considero que el efecto era tenue.
Al ritmo de treinta minutos al día, no conseguiría nada en una semana. Hizo citas diarias en todos los lugares de bronceado que encontró en internet.
A los dos días, su cuerpo ya lucia el tonito acaramelado que siempre tuvo antes. Ella no cancelo las citas que le quedaban, le había agarrado el gusto a la cosa.
Al tercer día noto un olorcito raro en sus axilas, ni modo, se perfumo y se encamino otra vez a broncearse. El olorcito logro vencer al perfume y se hizo insoportable.
Asustada, salio corriendo al medico. Después de unos exámenes, el galeno le dijo que todos sus órganos internos estaban completamente rostizados. Le quedaban unos dos días de vida.
Ella nunca llego al matrimonio de su mejor amiga...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, regresa nuevamente, saludos...