Para mi, de las mejores películas de Woody Allen, donde es posible pasar un buen rato gracias a algunos sketches inspirados, imágenes memorables y la habitual ración de diálogos descacharrantes que uno puede esperar de un humorista que apenas estaba empezando a demostrar su talento en la gran pantalla para esa época (1972).
Un bufón que trata de conseguir los favores de la reina con un afrodisíaco. Un médico que se enamora perdidamente de una oveja. Una mujer que sólo consigue excitarse en lugares públicos. Un absurdo programa de televisión sobre fetichismos. Un científico loco que crea un pecho gigantesco y monstruoso. Un espermatozoide aterrado ante su inminente salida al mundo exterior.
A lo largo de siete capítulos, Woody Allen contesta a su manera las preguntas planteadas en el libro de divulgación sexual del psiquiatra y sexólogo David Reubenen, con el que se apoya para hacer la película, abordando de una forma descarada y cómica algunos de los tabúes relativos a la sexualidad humana...