El capitán Tintin y la aeromoza Natacha esperaban ansiosos compartir algún vuelo, aprovechaban esa oportunidad para montarle cachos a sus parejas. Tenían unos cuantos años haciéndolo, a 36 mil pies de altura, sin levantar la mas mínima sospecha.
El éxito de esta affaire volador dependía de un plan sencillo. Apenas Natacha terminaba de servir la comida, apagaba las luces, ponía la película y se escabullía hasta la cabina, mientrastanto el capitán Tintin se encargaba de despachar al copiloto.
Ya sin moros en la costa, se dedicaban a complacerse sexualmente. A puerta cerra. El piloto automático quedaba encargado de manejar el avión.
Ambos recurrían a muchos artificios para estimularse. Bebían, se daban latigazos, se metían pases, usaban vibradores y lubricantes. En fin, echaban mano de cualquier cosa que les garantizara un orgasmo.
Nada salia mal, nadie les interrumpía nunca. Nadie imaginaba lo que sucedía dentro de la cabina. Un día todo termino de golpe. Una vez que estaban en lo suyo como de costumbre, al capitán Tintin y la aeromoza Natacha se les ocurrió combinar estimulantes, justo al momento de tener el orgasmo.
Les sobrevino un ataque cardíaco fulminante. Ambos murieron ahí mismo. Enchufados. Ya llegaba el momento del aterrizaje. La cabina estaba cerrada por dentro.
El avión se estrello. Murieron 255 pasajeros y el personal de abordo...
El éxito de esta affaire volador dependía de un plan sencillo. Apenas Natacha terminaba de servir la comida, apagaba las luces, ponía la película y se escabullía hasta la cabina, mientrastanto el capitán Tintin se encargaba de despachar al copiloto.
Ya sin moros en la costa, se dedicaban a complacerse sexualmente. A puerta cerra. El piloto automático quedaba encargado de manejar el avión.
Ambos recurrían a muchos artificios para estimularse. Bebían, se daban latigazos, se metían pases, usaban vibradores y lubricantes. En fin, echaban mano de cualquier cosa que les garantizara un orgasmo.
Nada salia mal, nadie les interrumpía nunca. Nadie imaginaba lo que sucedía dentro de la cabina. Un día todo termino de golpe. Una vez que estaban en lo suyo como de costumbre, al capitán Tintin y la aeromoza Natacha se les ocurrió combinar estimulantes, justo al momento de tener el orgasmo.
Les sobrevino un ataque cardíaco fulminante. Ambos murieron ahí mismo. Enchufados. Ya llegaba el momento del aterrizaje. La cabina estaba cerrada por dentro.
El avión se estrello. Murieron 255 pasajeros y el personal de abordo...
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