El despertador da inicio a otra jornada. Obvio, su ocupación así lo exigía. Ella era la encargada de las mas exuberantes pero efímeras sensaciones en los visitantes que circulaban por el stand de fragancia.
La N° 1 en ventas. La belleza es un buen comercio. Se podía demostrar en sus cuentas. Periquita Chanel, toda perfecta, fresca, bella, pulcra y hasta pueril.
A las 7:30, lista como siempre, antes de abordar el carro de Tito, compraba el periódico para leer los titulares, el horóscopo y la farándula con la esperanza de ver sus lineas de portada.
Ese día fue el mas agobiante de todos, pero también el mas feliz. Tito le revelo sus deseos de casarse y de compartir su vida junto a ella. La emoción no tenia cabida para tanta efervescencia.
Debido al corto tiempo en el cual se programo la boda, no pudo cancelar todos sus compromisos laborales y solo disponía de dos semanas para disfrutar su luna de miel.
En ese día tan especial, despertó un poco mas temprano de lo usual y al voltear la mirada, observo en la mesa, una hermosa caja sobre el periódico del día. La abrió, era una fragancia totalmente desconocida para ella. Decidió usarla.
El tiempo pasaba y Periquita Chanel no aparecía. No responde a los llamados. Al entrar en su habitación, la vieron tendida en el suelo. Su piel estaba arrugada, su cuerpo no daba señales de vida. El día se convirtió en una tragedia.
Nadie leyó la pequeña nota oculta entre las noticias del matutino periódico. "La peor cárcel que puede vivir un hombre, es la de ocultar sus mas feroces sentimientos"...