Cavilando, Popeye concluye. Se me hace difícil encontrar el hilo que une pensamientos, palabras, imágenes, todo en mi mente. El tiempo transcurre para digerir el impacto de lo ocurrido, mi mente es un gran vació.
Late rápido mi corazón, siento la sangre fluir. Mi boca esta seca por la ansiedad. Una extraña sensación invade mi cuerpo. No lo comprendo, no lo justifico. Vivo el paradigma de indestructible por espinaca, casi que la inmortalidad. La distancia que me separa de los humanos.
En un momento estoy tranquilo, casi de inmediato quiero atacar al primero que tenga delante. Puedo estar satisfecho, pero igual hago uso de mi fuerza sin pensarlo. Busco retar mi organismo, desafiarlo, vencerlo. Cada día es un nuevo intento de esta necesidad adictiva de autodestrucción.
Mi mente se ha dividido. Fuerzas opuestas. Deseo preservarme, pero también erradicarme. Soy mi propio peor enemigo. Menos cuidadoso, mas brutal. He llegado a sentir regocijo al leer los periódicos y recrear mis crímenes.
No voy a luchar contra el "glamour" de ser tan importante para el mundo y menos contra la posibilidad de ponerlo de cabeza...
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