Cuando Stalin consiguió que los hijos delatasen a sus padres. Las autoridades notificaban a un joven chico y a su hermana, la deportación de su madre (la futura disidente Yelenna Bonner) y el fusilamiento de su padre.
La delación es, junto a la politización de la existencia, la piedra angular de todo Estado totalitario; el nexo que establece una complicidad indeleble entre el ciudadano y el poder.
En adelante, al delator no le queda otro remedio que fidelizar su lealtad al Estado. Hace unas décadas, no tantas, algunos países se convirtieron en auténticos estados de la delación, en los que nadie estaba seguro de no ser denunciado por las más triviales razones.
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