En términos operacionales, nunca concilies con tus oponentes, a menos que sea con el único objetivo de ganar terreno para luego volver a la confrontación.
Así mismo, deberás primero enfrentar a tus adversarios, dividiéndolos con tus opiniones y que hacer diario, descalificándolos, atacando sus ideas. Finalmente, pones en sus bocas el discurso de la violencia, que en realidad es el que vas a desarrollar.
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