
No había nada que gustara tanto como bailar. Y el mejor baile de todos es el de la alegría. Nadie lo ha enseñado nunca a bailarlo. Es algo que siempre se ha sabido. Todos comenzamos cuando somos pequeños y aun no sabemos ni caminar, cada vez que bailo, el ritmo y el movimiento se cuela en mi cuerpo. Desde entonces han permanecido alli, a todos nos pasa lo mismo.