Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Kriegsmarine (KM) era demasiado pequeña para disputar el control del mar a la Royal Navy (RN) británica.
La única posibilidad estratégica de Alemania era atacar el comercio aliado utilizando su pequeña flota submarina. Durante la guerra, la KM llevó a cabo una clásica guerra de corso utilizando tanto navíos de superficie, aeronaves y sobre todo, submarinos. El Alte. K. Doenitz empleó los submarinos a su mando en el punto más débil de las defensas enemigas en donde ellos pudiesen hacer el máximo de daño.
Durante la guerra, los alemanes hundieron 5150 barcos aliados con un desplazamiento de 21.6 millones de toneladas. De este gran total, los U-Boats fueron responsables de 2828 barcos y 14.7 millones de toneladas, es decir el equivalente a toda la flota mercante británica en 1939. Adicionalmente, hundieron 187 naves de guerra, incluyendo 6 portaaviones y 2 acorazados. Estos resultados sólo pudieron alcanzarse a un costo muy elevado: 785 submarinos destruídos de los 1158 construídos.
La campaña submarina alemana, tuvo substanciales efectos indirectos y de segundo orden sobre el esfuerzo de guerra aliado. Estos efectos resultaron en un significativo problema logístico aliado. Para empezar, uno de los efectos indirectos fue la capacidad total de transporte debido al uso de convoyes. El mando naval aliado calculó que la travesía de un barco se incremente entre un 18% y un 45% (el mando de submarinos alemán estimaba un 33% en promedio) más de tiempo cuando navega en convoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, regresa nuevamente, saludos...