Y luego me subió la falda hasta la cintura,
y con un movimiento magistral,
como si ya llevara tiempo practicádolo,
me despegó los panties de mi cuerpo,
pero unos hilíllos de miel caliente se resistían
a que la tela se desprendiera de mi carne,
pero usó sus dedos para cortarlos de un tajo,
y usó su lengua para chupar la prenda.