Este proyecto nació por una mujer y se ha mantenido en el tiempo por el bendito milagro de seguir conociendo a otras. Así que dedico este blog a la creación más bella. Las mujeres. Por ustedes el arte, la música, las guerras, las penas, las glorias... "Y el cómic"

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9 jul 2016

Sueños, amor y risas

Ella, bella y adorada. De ojos grandes llenos de curiosidad, con una risa que venia de muy adentro. Él, era de ella. Ella, era suya.


Él podía sentir el ardor en sus ojos, unas pocas lagrimas repentinas hicieron contacto con el viento de la noche. Se las seco con la mano.

Del otro lado estaba la vitrina iluminada de una agencia de viajes. Los carteles exhibían cuerpos idealizados, irreales, bronceándose al sol.

El caribe parecía ser una buena idea, le gustaría pasar una temporada por esas islas. ¿Por que no ahora?. Por la mañana lo resolvería. Callados momento le atormentaban con la muerte de ella.

La figura se reflejo en el cristal, oscura, a través de la ancha avenida, apenas perceptible. No se hubiera dado cuenta si la sombra no camina cerca de la luz de un farol.

Quienquiera que sea, lo estaba siguiendo. Buscaba protección en las sombras, sabia hacerlo. No se movía ni saltaba de repente para apartarse de la luz. Su caminar era despreocupado, discreto.

Él apreciaba el profesionalismo, le gustaría felicitar al sujeto. Él también era avezado en esas artes. Le daría lo que se merecía.

La diversión comenzó, una breve danza entre profesionales. Él se alejo de la vitrina, caminando velozmente hasta llegar a la esquina, donde se sobreponían los rayos de cuatro postes de luz.

Viro bruscamente a la izquierda, como si quisiera volver al otro lado de la calle, se detuvo a mitad de la intersección. Hizo una pausa, aparento confusión. Como si no sabia donde se encontraba.

Dio vuelta y regreso rápidamente a la esquina, aumentando su velocidad que se convirtió en una carrera. Se metió entre las sombras de una tienda no iluminada y espero.

A través del cristal, tenia una clara visión de la esquina. La sombra que lo seguía debía pasar por la luz, no podía evitarla, no tendría tiempo para buscar el amparo de las sombras.

Y ocurrió lo esperado. La figura llego corriendo. Su rostro quedo bajo las luces. Él quedo momentáneamente paralizado.

Le dolían los ojos, la sangre se le subió a la cabeza, todo su cuerpo empezó a temblar. En su mente trato de dominar la rabia y la angustia que lo invadían.

El hombre de la esquina era él. Era el rostro que había estudiado después de la muerte de su bella y adorada esposa.

Mientras él miraba por el cristal, decidió lo que iba a hacer, lo que tenia que hacer. Un gesto que marcaría el final de su dolor, cualquiera que este sea.

Atraparía al asesino y lo mataría. Él salio del frente de la tienda, corrió por la acera desierta en zigzag.

Podía escuchar las pisadas que se perdían en la persecución...

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