Quien haya visto los cortos de Joven y bonita sabe que cuenta la historia de una muchacha que combina sus estudios con la prostitución.
Al abordar la exploración juvenil de la sexualidad femenina, se suma a otras películas europeas recientes como Ninfomanía, de Lars von Trier, y La vida de Adele, de Abdellatif Kechiche.
Pero esta nueva cinta supera a la primera y se queda corta frente a la segunda, por los aciertos y desaciertos del director François Ozon, artífice de joyas como En la casa y bodrios como Potiche.
La historia arranca en las vacaciones de Isabelle, una adolescente que decide perder la virginidad con un joven alemán que la pretende.
La experiencia le produce tal vacío que la lleva a explorar los vericuetos de la pornografía y termina ofreciéndose como prepago.
Esta actividad clandestina incrementará su inconformidad con los hombres y sus inquietudes sobre su propia insatisfacción.
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